sábado, 10 de octubre de 2015

"Los dos aquí tirados, envejeciendo el día"



Deja que al Sol salgan mil canas,
Y que la luna lo asesine mil veces,
Que las estrellas sean testigos,
Tanto del crimen
Como del amor que te profeso.
Asistamos juntos al entierro
De cada anochecer
Que golpea en el trasero
A este amor tan tierno
Que aún nace.
Permite que la sábana de la noche
Encienda sus velas infinitas
Y que su llama de luz
Acune dulcemente el miedo
De nosotros recién nacidos.
Y deja que el viento cante
Y ulule y envuelva nuestra cama,
Ámalo como a la voz de una madre.

Que no se nos pierdan las ganas
De encontrarnos para siempre
En el cénit y en el abrigo
Del firmamento que gime
Entre beso y beso.

lunes, 1 de junio de 2015

Corazón morisco.

Somos cuestión de tiempo.
Yo presente,
tú pasado
y burdo intento
de sobornar relojes,
de desgranar arenas,
conquistar lechos
que ya has perdido.
Yo madre,
tú Boabdil el Chico,
triste corazón morisco.

Pobres piernas tuyas
que van corriendo,
sonrisas persiguiendo
que son fantasmas,
sombras,
recuerdos
de cosas que ya has perdido.
Llora, yo madre,
tú Boabdil el Chico,
triste corazón morisco.

No hay realidad
en las mentiras que te creas,
el tiempo indómita marea
arranca amor de las arenas,
lo has perdido.
Yo madre,
tú Boabdil el Chico,
triste corazón morisco.

lunes, 25 de mayo de 2015

Cadena deseada.

Se fuma un porro.
Se ríe en mi cara.
Silba entre sus dientes
un "ya te lo dije".
Mira directamente
a mi alma encharcada,
un campo de minas
lleno de cicatrices.
De todas las actrices,
la más galardonada,
teniendo mis raíces
en no sentir;
me echa una mirada,
muerde el filtro,
esquiva la pregunta
que le ha traído aquí.

De todas las indigentes,
la más pobre,
regueros son eternos
en mi rostro salobre.
Y da otra calada,
y me mira con pena,
pues sabe mi condena
cadena deseada.

Sintiéndome tan libre
me corté las alas,
me invade un miedo frío,
¿una sentencia vana?
A veces las palabras
se clavan en mi alma,
son dulces, bellas llagas,
de labios que son dagas.
Mi alma encharcada,
campo de cicatrices,
noto que la predice
por siempre abandonada.
En los ojos maduran
salvajes, tristes hiedras,
el corazón es piedra,
el alma ya no es nada.


De todas las indigentes,
la más pobre,
regueros son eternos
en mi rostro salobre.
Y da otra calada,
mirándome con pena,
pues sabe mi condena
cadena deseada.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Del negro umbral

Lento abrí el portal de tus ojos
que con cascadas estaban cubiertos,
sentí el fluir del aire
de tus poros inciertos
fue primavera salvaje de mi tibio corazón,
las nubes y aire caliente de tu aliento
corrí en busca de aquel tu viento.
¿A dónde tu viento emigró?
recordé el olor de los jazmines perdidos
en otros frondosos jardines,
la luz de la mañana encerrada en solo una mirada.
Sin sentido a razón llamado
perdí a aquel amado
entre los pétalos de la vida
sentí la mía fría,
arropada por la tempestad
y el ansia de volar.
Abrí el portal primaveral
y por fin, después de ti,
vi, más a lo lejos, del negro umbral.

lunes, 18 de mayo de 2015

Solo las tormentas

Qué triste es la vida cuando cada cosa buena que ves llegar la observas con miedo. Un miedo atroz. Un odio inhumano, animal, firmemente arraigado por el instinto, hacia Dios. Te preguntas "¿qué cojones le he hecho a este hijo de puta para que me mande cosas buenas?".
Porque las cosas buenas son volátiles, y qué triste es la vida cuando lo sabes. Cuando te dedicas a contar los días para ver cuánto dura esta vez. Y cuando no sientes sorpresa, pero sí una amarga desilusión, cuando se va. Las risas de despedida, esas amargas de "vaya, vuelvo a tener razón" son el puñal más fiero que me he clavado nunca.
Parece que nada está hecho para durarme. Lo único bueno que he conocido y me ha durado un tiempo relativamente largo ha sido la tranquilidad. Y reconozco que duró tanto porque fue una tranquilidad vacía; vacía de todo aquello que pudiera hacerme daño. Fue una burbuja aislada del mundo. Transparente. Os veía pero realmente no interactuaba. Nada podía tocarme.
Un día decidí abrir la puerta de esa burbuja. Se me olvidó la prudencia o no quise llevármela en un repentino arranque de valentía. He caminado fuera de la burbuja y he gozado de la hierba entre los dedos de mis pies. Y el aire olía tan distinto...Y los pájaros cantaban. Y los ríos fluían. Y se sentía como si la vida estuviera envolviéndome en su abrazo infinito.

Pero nada dura.
Solo las tormentas.

viernes, 20 de marzo de 2015

Gestación.

Te estoy gestando un hijo
en mi alma,
marinado con calma
y muchas horas,
salado con los mares más extensos
y con la piel hecha de memoria.
Te estoy gestando un hijo y cuando nazca
lo pariré en la tinta en una noche
y cuando te levantes, ya por siempre
te habré parido un hijo
de azabache.
En papel, que es la cuna más tierna,
a lápiz, que es la nana más hermosa,
el hijo que te gesto irá creciendo,
haciendo inolvidable nuestra historia.

Te estoy gestando un hijo,
amor se llama,
y cuando nazca,
llorará poemas,
a lápiz, que es la nana más hermosa,
en papel, que es la cuna más tierna.

miércoles, 18 de marzo de 2015

104.

A veces no me duermo
por mirarte;
la noche hace aún más bello
tu semblante,
las yemas de mis dedos 
al alcance
tienen tu bello cuello
hipnotizante.
Entonces me desvelo,
acariciarte
se convierte en mi anhelo,
apremiante
y no me entrego al sueño,
vida mía,
porque mi sueño yace aquí delante.

En la mañana el Sol con su destello
muestra lo bello
que en la noche te haces,
la luz del astro rey sobre tu cuerpo
ilumina 104 oscuridades:
fueron 104 los lunares
que un día conté sobre tu espalda.
No quiero volver a la espesura negra que enterré,
encerré,
bajo llave,
en el abismo más hondo de la memoria,
el rincón que jamás volveré a visitar
ni en unas cortas vacaciones.
La negrura tenía los dedos largos
y tan finos que se colaban por cada hueco de mi cuerpo,
tan viscosos que me llenaban de frío el alma,
y los huesos
hasta el tuétano,
y tenía ventosas que se llevaban
de mi estómago la risa.
No estoy dispuesta,
ni por nada ni por nadie,
a dejarme besar nuevamente por su lengua áspera
y ávida,
que en las noches más tristes me acariciaba la espalda,
sensualmente,
intentando convencerme de que era una vieja amiga.
¡No!

Entonces, en el grito me miro
y me reprocho a mí misma por entregar la llave
de mis miedos más profundos.
¿Esto puede volver a abrirse?
¡Puede!¡Y puede matarme!
¿Merece la pena, Dios mío,
merece la pena que ame?
¡Amar es arriesgarse!
Quizá estoy hecha de puro inconformismo,
y de puro frío, 
ya que estamos, 
para sobrellevar tan dulcemente
como si fuera una carga deliciosa
este vaivén emocional que es mi cabeza
sin importarme demasiado
la demolición que provoca.
Quizá, como los ilustrados, creo
de manera demasiado optimista,
no en todo el humano,
pero sí en mí,
en mi futuro,
en mi historia.
O quizá me asusta la perfección,
o al menos las cosas exageradamente buenas,
y para ello 
las tinto de mediocres.
¡Qué escudo tan invisible!
Y qué efectivo.

El asunto es, 
perdona,
mi cabeza divaga,
hay tantos callejones por los que puede discurrir que
simplemente echa a andar
y se pierde
y encuentra cosas que no le gustan
y luego encuentra piedras rotas,
cosas viejas,
dientes desportillados que le encantan
y la encandilan
y le hacen sentir segura.
¡Perdona, soy todo inconformismo!
Y todo frío, ya que estamos,
para resistir de forma tan dulce
este calor que me ofreces.

jueves, 1 de enero de 2015

Las ruinas.

Yo veo la belleza en las ruinas
del tiempo, de los rostros
y las piedras;
yo veo la belleza en la cetrina
piel de tu alma angosta,
ya sin dueña. 
Que alguien le explique a mi retina
que los muros no valen sin castillo,
y muy seguidamente que le diga
de qué vale una perla sin su brillo.
Nacida con alma de poeta
yo veo la belleza en las ruinas,
ruinas de las almas y sus huesos,
ruinas de la muerte con sus vidas. 
Si por corazón siempre tuviste
una dura piedra añeja impía
y tus ojos guardan telarañas
y tus huesos son podridas vigas,
si tu amor huele a viejo encierro
y es tu alma una tapiada puerta
ruégale a mi alma de poeta
que jamás vuelva a verte bello.
Quizá sea un castigo del infierno,
yo veo la belleza en las ruinas
del tiempo, de los rostros
y las piedras,
de carnes y cabellos
y conquistas.
Que alguien le explique a mi retina
que los muros no valen sin castillo,
y muy seguidamente que le diga
de qué vale una perla sin su brillo.
Nacida con alma de poeta
yo veo la belleza en las ruinas,
ruinas de mi amor, que está en los huesos,
ruinas de tu alma a la deriva.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...