viernes, 21 de diciembre de 2012

Me pregunto si me sigues leyendo. Me acuerdo de ti todos los días, todavía no sé por qué. Es como pensar que detrás del conejo sacado de la chistera hubo magia real. 
Quizá son tus secretos los que me desvelan, todavía, muchas noches, y me tienen leyendo de nuevo todo lo que escribiste encontrando pistas y preguntas adecuadas. Ya te dije que la intriga no me deja dormir. No me deja dormir ni siquiera años después.
A veces pienso que contigo fui más real que con nadie, aunque tú creas lo contrario. Fue la liberación de saber que lo tenía todo perdido desde el principio la que hizo que nunca me importase apostar; ya no había nada que perder. Supongo que por eso extraño nuestras conversaciones y se me encoge el corazón si te encuentro de vez en cuando por la calle. Me gustaría haber podido tenerte, pero no de un modo sucio, sino de ese modo puro y cortés de otros siglos. Me gustaría poder pasear a tu lado o ir al cine o escuchar música bajo un árbol en primavera.
¿Qué ha sido de ti? No lo sé. Estamos al lado y nunca tropezamos. Pero aún así no hay día en que no te recuerde, siempre con esa intriga y esa dulzura del buen recuerdo y esa pena del buen recuerdo.
Y entonces me pregunto si me sigues leyendo, si alguna vez te acuerdas de mí.
Te imploro que me des una señal, la que sea, la que quieras, si es así.
Dame una señal si alguna vez te has despertado en medio de la noche queriendo hablarme.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ser un alma solitaria es adecuado.
Desde mi refugio interno os veo sufrir por traiciones; por desamores; por fracasos.
Yo todo lo que tengo es a mí, y a veces creo que eso me salva de todos vosotros. Y lo hace, pero nunca me salva de mí.
Este refugio a menudo es una cárcel o un cuadrilátero. Una parte de mí machaca a la otra.
También a menudo busco si alguno de los pedazos de hielo del fondo del vaso ha sido un trozo mío.
Y miro al espejo muy fijamente y me repito que ser un alma solitaria es lo adecuado.

martes, 9 de octubre de 2012

Atlantis.

Intentar rescatarnos es inútil;
es como indagar en un río
en busca de Atlantis.
Quizá nosotros también fuimos un mito,
o tal vez existimos,
pero nos hundimos;
no queda nada de antes.
No queda nada a flote en esta isla,
ni un roce en las mejillas
que nos reconozca;
y a veces exploramos
para encontrar gusanos
del cadáver.

Nuestro amor es tan inútil
como peinar un río
en busca de Atlantis,
porque nos encharcamos
y llenamos las bocas de barro.

Fue hermoso y será
una leyenda hermosa como tantas,
pero hoy es impactante
lo claro que resulta
que somos como Atlantis.

martes, 25 de septiembre de 2012

De cuando el autobús me atropelló estando yo dentro.

A veces es como si toda mi vida transcurriera en un autobús. Lo tomo para ir a clase, para volver de ella, para quedar con alguien o para verte, porque es como si los autobuses se empeñasen desde el principio en decirnos que nuestro destino será siempre coincidir.
Todavía recuerdo, con tanta nitidez como si fuese ayer, aquel primer día donde me giré en el autobús y tú estabas detrás. Uniformado, perfecto y bello, listo para entrar a formar parte de mi vida. Recuerdo que me miraste, como se mira a alguien que te está observando muy atentamente, y en tus ojos vi la mayor tristeza que he visto. Eran unos ojos que hablaban de un mundo interior que nadie veía, de una superficie que tapaba cualquier otra cosa.
Me enamoré de tus ojos a primera vista, y fueron ellos, y no tu nariz, tu boca o tus pómulos lo que no pude olvidar. Me esforcé día tras día en buscarte, centrando toda mi vida en ello. Sería Dios tan generoso de poner en mi camino varias pistas, las suficientes como para encontrarte no mucho después.
Recuerdo que en nuestras primeras charlas me decepcioné, creí que tus ojos me habían mentido y simplemente eras una superficie, algo totalmente vacío de vida e interés en su interior. Aún así, a pesar de que me desagradaste, hubo algo que siguió empujándome hacia ti, atrayéndome hacia ti, como si estuviera escrito.
Y entonces, un día, de repente lo vi. Te abriste y me mostraste la entrada al mundo, me contaste tus dolores más implacables, tus errores más tormentosos. Vi entonces en ti sólo ojos, sólo aquella tristeza infinita y aquel mundo tan rico. Fue entonces cuando supe que me había enamorado, y de mis labios simplemente brotó la necesidad de decírtelo, la necesidad de hacerte saber que había alguien dispuesto a cuidar todo lo que eres. Te prometí mil cosas, te prometí no irme a no ser que me echaras, te prometí quererte hasta el fin y tal vez mucho más allá.
Con el paso del tiempo lo quise ir olvidando. Pensar que amas a otra como me amaste a mí es mi peor castigo. Sin embargo, algo me siguió empujando hacia mis promesas, y las cumplí. Recuerdo haberte pedido entre lágrimas mucho más que desesperadas que no te fueras del todo de mi vida porque me moriría. Estoy convencida de que morí muchas veces convaleciendo de tu amor en mi cama, estando todo el día a solas y a oscuras llorándote y maldiciéndome por haberte hecho daño, y si resucité fue por tus esfuerzos, por demostrarme que me seguías queriendo a pesar de todo al cumplir la promesa que yo te pedí que hicieras.
Te escribí un libro, y aún no lo has leído porque yo aún no he juntado valor para regalártelo. Te escribí un libro mientras me amabas, te lo escribí mientras convalecía y te lo seguí escribiendo muchos meses después. Y cuando lo acabé, seguí escribiendo en hojas sueltas, tal como te seguí amando en días sueltos cuando me permitía recordar.
Fue un año duro, unos 14 meses y medio llenos de espinas y completamente carentes de olvido.
Fue la fuerza que hallé en un colocón la que me empujó a pedirte un beso aquel julio de 2011. Un beso que no me diste porque dijiste que no podías -porque estabas amando a otra, en realidad- pero que te llevó directo hacia mi nostalgia; la acariciaste conmigo y empezaste entonces a hablarme del poco tiempo feliz que tuvimos, e hicimos de nuevo mil cosas que hacíamos cuando me querías.
Quiso esa nostalgia, que es tan pegajosa, seguirte hasta el mes de agosto, donde una noche que no estaba planificada se transformó en altamente mágica cuando me diste aquel beso. Tampoco podías, también estabas amando a otra; pero yo era y siempre seré ese pasado.
Fue una noche de amor y lujuria, seguida por muchas de desconcierto y por aún más de aquel dolor agudo que yo tan bien conocía. Volviste a olvidarme tras hacerme más promesas que la realidad o el rencor no te dejaron cumplir.
Y de nuevo lo quise ir olvidando, y tardé unos cuantos meses pero me convencí de que lo había logrado. Verte seguía siendo extraño, difícil y nostálgico, siempre nostálgico.
Han pasado 13 meses y medio más.
El caprichoso autobús volvió a reunirnos anoche, en el día que parece que todas mis oportunidades volvieron. Entonces te vi y supe que nunca te olvidé, que nunca incumplí aquella promesa que te hice tantas veces de quererte siempre. Anoche fue como aquel primer día en noviembre, o tal vez diciembre, de 2009. Te vi de sorpresa y me asombré de lo bello que eras; volví a enamorarme de esos ojos tan tristes; anoche en el autobús éramos niños de 16 que todavía no se conocen.
Dios me ha perdonado por intentar olvidar mis promesas y me regala de nuevo el amor que siempre sentí y la fuerza de voluntad para rascar tus heridas y arrancar de ellas el amor que sentiste tú.
Quiero conocernos de nuevo, aprender a querernos de nuevo, siendo esta vez muchachos de 19.
Porque a pesar de lo que digo a todos, sigo queriendo casarme, pero sólo contigo, sólo en aquel sitio que tú escogiste.
Quiero un futuro contigo, el que pensamos, el que quisimos compartir.
Quiero seguir envolviéndote en mis letras.
Quiero pensar que el camino nos separó temporalmente porque éramos demasiado jóvenes y el amor nos habría caducado.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Sola. Estoy sola.
No entiendo por qué estoy sola cuando he querido a tanta gente.


                                             
                                                                                       Marilyn Monroe

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sois tan bello
que la espuma del mar se detiene en las suaves ondas de vuestro pelo,
que la luna y el Sol parecen haber quedado atrapados en un eclipse fatal en vuestras pupilas,
que el bosque parece centellear en el ocasional verde pardo de vuestro iris.
Sois tan bello que vuestra piel ha absorbido todos los colores y se ha transformado en luz pura,
que vuestros dientes resplandecen como nubes en un cielo bucal atrapado,
que vuestro aroma hace morir de envidia a las flores que se curaron de marchitar
y que en vuestra voz resuena el alegre rumor del río.
Y, ¡oh!, sois tan bello
que creáis un simple universo con vuestro tacto,
que en una huella vuestra se crean hermosas vidas.
Sois tan bello que el cielo se ennegrece al veros,
mustio de dolor se cubre
y os niega la entrada.
Pues sois tan bello que no hay paraíso más paradisíaco que vos,
ni infierno en que yo quiera tan gravemente caer maldita.
Tú piensas como yo.
Tampoco andas distinto
ni te ríes diferente.
Utilizas las mismas palabras
y muerdes los mismos panes
e hilachas los mismos versos.
Tú eres tú en mí
y yo soy yo en ti,
siendo yo en mí
y viceversa.

Sin embargo,
no andas por los mismos caminos
y aunque nos cubre el mismo cielo
tus nubes son distintas a las mías.
En algún lugar, quizá en Roma
-ya que todos los caminos llevan allí-
nos encontraremos en una bifurcación
y, aunque no te conozca, te conoceré
y sabré cómo vas a sonreírme
y te sonreiré de la misma forma.
El sol se levanta gris,
pesado como el plomo
y no escintila como
el que ayer conocí.
Como de un colibrí
el ala pasó mi tiempo
dejándome el esqueleto
de lo que antes fui.
Despegue total, completo,
de gentes, calles y edificios
que dejan un orificio
en mi corazón, ora hueco.
Mi ciudad hecha de eco,
donde los pájaros no cantan
nada salvo lamentos.

El sol se esconde rápido
en el claro cielo de agosto,
vuelto demasiado angosto
en un callejón insípido y pálido.
Los rayos son como un látigo
batiendo en mi retina
que espía al que no trina,
callado y triste pájaro.
Llevo las flores, las briznas
a mi nariz, que repele
el olor, maldito pelele,
que hace mi alma trizas.
Mi ciudad deshecha de misas
donde los pájaros no cantan
nada que suene a risa.

La luna ahoga las noches
en un pozo largo y oscuro
hallado en mi garganta, cual muro
que no dudan en atravesar los coches.
Nadie saluda en el porche,
ni ama un poco al vecino
ni anhela el triste cariño
que a veces nos da un nombre.
Mi ciudad hecha de niños
que asustan como cadáveres,
donde los pájaros son frágiles
de voz, como un mudo hipo.

Agua.

Eres como el agua.
No, eres agua, agua en mí.
Necesario, pero insípido.
Sin olor, sin color, transparente.
A veces me encharcas los ojos
y otras, cuando muero de sed,
te me ofreces y me calmas.
Tus deportes de riesgo son saltar
corriendo de mis cuencas, rodar por
mis mejillas, precipitarte al olvido
y ahogarme.
Intento llenar el olvido con tus recuerdos
y contigo,
pero eres agua.
Y como agua llegas al tope y te desbordas
y te viertes en mí de nuevo,
bañándome los pecados.
Te necesito para mi piel,
para mi boca, para mis células.
Estás en casi todo,
y a veces te evaporas,
porque eres agua.
Tú me compones
y en mis desiertos me abandonas,
porque eres agua.
(...)
Caballero, ¿aún lo dudas?
En el brillar de tu armadura
se refleja mi tortura
por amarte hasta la médula.
Porque ningún poema magnífico,
solo bueno,
nace de la más tierna risa
tú eres mi culmen de tristeza,
mi impotencia de no entender nada
y la sensación de quererte para siempre 
un poquito todos los días.

martes, 26 de junio de 2012

Aire.


Hoy me celo del aire que respiras,
suave bálsamo que tus pulmones calma,
sincero soporte de tu vida,
mensajero de las palabras que callas,
y me celo porque el aire está tan cerca,
está tan dentro que yo no puedo hallarlo,
está al fondo y te toca y te conoce,
es etéreo y libre y necesario;
y cuánto ansío parecerme a ese aire,
ser tan vital viga de tu vida,
ser tan sincera cuidadora de tu esencia,
estar tan dentro,ser tu alma misma.
Pues el aire toca tu piel a diario,
a todas horas,cuando le place,
en todos sitios,donde apetezca,
de la manera en que el viento cambie.
Mas yo sólo tengo dos manos que te anhelan,
dos manos que desearan ser tu manta,
taparte cuando haya frío,acariciarte desean,
contarte mil historias con la punta de mis yemas,
y tengo una boca que deseara
ser como el aire,que tus labios toca,
ser como el viento,que el cabello nota,
el aire es tu amante.
Hoy me celo del aire que respiras,
pues por tu cuerpo se pasea,
llega a tus alveolos y anida
y te llena de vitalidad y de deseo.
Cuan yo querría.
El aire te cuida.
Hoy me celo del aire que respiras.
¿Quieres saber por qué,mi vida?
El aire es tu amante.

Las rodillas


Nuestras rodillas se tocaron,
se besaron y delante de nosotros
murmuraron a sus poros
secretos.
Estoy segura de que hablaron,
mientras estábamos callados,
de otros tiempos.
El silencio en boca nos crecía
y en las rodillas moría,
ellas hablaban de tu cuerpo
y de mi aliento.
Estar sentados tan juntos,
estando tan diferentes ,
cuando aún te quiero.
Leer tu alma,mi ansia,
que ansía mi deseo,
¿guerra,paz,amor,defecto,
dolor,qué en ti no leo?
Tus palabras son máscaras
enmascaradas por tu voz
que enmascaran el flagelo
que merezco,que intuyo,
que aborrezco.
Y cuando te ríes,o me miras,
o te miro y tú me esquivas
es cuando creo
que falta tanto por decir,
tanto que nunca diremos.
Así que los labios se cierran
tras la risa,como el telón
de las mentiras
que ni tú ni yo creemos,
y quedan las rodillas,hablando unidas,
dicharacheras en su asiento.
Supongo que ellas se cuentan más,
se quieren más,
se engañan menos.
Pequeño mundo mío
que se extinguió,
¿qué es lo que en ti
ya leer no puedo?

Fugaz


Fugaz,
y tan inalcanzable como una estrella,
tan imborrable.
Fugaz,
y rápido,como la brisa,
como el aire.
Fugaz
fue tu venida,
fugaz
tu marcha.
Estrella fugaz que mancha
eres.
Estrella fugaz que duele.
Fugaz
como nuestros días.
Fugaz,
tan fugaz como tu olvido.
Fugaz
fue tu marcha,
fugaz
tu venida.
Estrella fugaz vacía
eres.
Estrella fugaz que duele.
Tembló fría
mi voz.
A la estrella fugaz
imploró:
"No me dejes".
Pero la estrella
fugaz,
se marchó.
Estrella fugaz que duele.

Trato.


Un corazón roto por otro jubilado:
toma el mío,pues,al fin y al cabo,
es una pieza antigua sin gajos de ilusión
y un pesado y seco adorno vano.
Tómalo de mi mano,
y pon en mi otra palma el mutilado
bloque de hielo que te corona
el hueco bajo el pulmón hallado.
Márchate sin mirarme:
un corazón helado por otro inservible,
pero intacto.
Que al menos tu pecho
no caiga hipotérmico,
sino el mío.

Tú,al que quebré el corazón,
este es mi trato:
un corazón partido
por otro jubilado.

lunes, 23 de abril de 2012

Boca a boca


Mi sitio es este:de boca en boca,
errante,como un caballo sin guía
o como un barco a la deriva.
Me lleva la corriente fuerte
a otras lenguas y encías
tan distintas.
Son marineros de puertos inconquistables,
de cantos de sirenas frías
y algas saladas sin vida.

Hay voces que me aclaman bajo gritos de
"¡qué cruel eres,amada mía,
qué cruel eres,que no me quisiste!".
Pero mi sitio es este:de boca en boca
y quizá lo será hasta el fin de mis días
como el destino más triste.
Yo sé que en otro tiempo pude dar más
y que mis cuencas no sufrían de sequía
ni morían mis cisnes.

Pero mi sitio es este:de boca en boca,
como si estuviera demente,loca,impotente,
enferma,catapultada al olvido.
Y todos,todos ellos,son marineros
de puertos inconquistables e inhóspitos,
de cantos de sirenas frías.
Y hay otras voces que me aclaman bajo gritos
de "¡qué cruel fue aquel amado tuyo,
qué cruel fue,que no te quiso!".

domingo, 18 de marzo de 2012

Tu adiós sabe a whisky,
y eso que ya ni existes para él
nada más que como su gran conmoción.
Sólo es amigo del hielo
y del lento desvelo
de buscar en Black Label,
muy al fondo,la clave,
de por qué te marchaste,
por qué.

jueves, 15 de marzo de 2012

ABRAZO.

No sé si sobre mi cadera se deslizó tu mano,
o en tu mano se deslizó mi cadera,ni cuanto tiempo real pasamos
en esa gloria tan corta y eterna.
Si los relojes hubieran sido
de mi corazón los latidos,está muy claro
que entonces hubieran pasado
miles de años en pocas décimas
de segundo,y primero eres claro
en mi corazón tan batiente
y único en el mundo has sido
en el abrazo.
De sorpresa me llegó tu tacto,
inesperado como un travieso soplo
de un viento que se cuela hondo
como hace tu mirada,
que es una miríada profunda
de callejuelas con nombres extraños.
He aquí,soy tu turista,
la sonrisa extinta de tu yo pasado,
tuyo es todo lo mío
y nada es mío,
salvo tu abrazo.
Tus pestañas son arañas
 encaramadas a la miríada de tus miradas
 que me escrutan las entrañas en los versos
 y convierten nuestros besos en hazañas,
Y Dios sepa que la Guadaña
 que me aguarda en las montañas de mi anhelo por ti
 puede llevarme en cuanto te vayas.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...