Mis soledades

De miradas tristes estoy llena,
todas han de anidar en mí.
Algo en mi sino,en mi destino,me aparta
de toda forma de felicidad.
No debo conocer a un hombre que me haga sentir
mujer,que me haga querer,o me haga reír,
yo debo llorar.
He de pasar mis noches sola,
con sábanas imitando texturas de alguna piel
que yo ame,y he de crecer entre otras
que se enamoren,que sean felices,que se casen,
siendo siempre sola,siempre sombra
la que sobra,siempre desgaste.

No he de confiar más,
de querer más,
de llorar por nadie.
Solo merecen la pena
mis soledades.

La oveja negra,el tallo mustio,la arruga rota.
He de ser por siempre salvaje errante
que se desboca.Destronada por aquel
que yo ame,tan libremente aceptaré
el desarme de mis flores,
no hay dolor que no se calme.

Y yo sé que solo merecen la pena,
merecen la pena mis soledades.

No sé qué vi.

Nos querría juntos,no así,tan separados,

tan en guerra,tan no amados,

tan distintos,tan solos,tan lejanos.

Quiero tu labio en mí.

Odiarte creí,y en el pasado

me pareció que nos pagábamos

ojo por ojo,diente por diente,

hasta ser ciegos desdentados.

¿Qué vi en ti,más que el daño?

¿Qué vi en ti,que me atrapa?

¿Qué vi en ti,y en tu abrazo

que como un manto me tapa?

No sé qué vi.

Somos animales orgullosos,

y tu orgullo con el mío entró en conflicto,

mas mi labio es a ti adicto,

y te extraño.

Yo sin ti solía serlo todo,

y nada en mí era tu presencia

hasta que lo vasto de tu ausencia

me hizo entender que lo eras todo.

He intentado,créeme,olvidarte.

Mas por muchas visitas a otras partes

del mundo que me hago,nado entre salivas,

no he encontrado labio que haga amago 

de eclipsarte.

Es tan amargo.

Ni otros brazos me han arropado,

ni he hallado más suaves manos.

Creo que amo tu odio,

tu indiferencia,tu cruel rechazo.
Aquella primera mirada triste 
que viste en mí fue un presagio.

¿Qué vi en ti,más que el daño?

¿Qué vi en ti,que me atrapa?

¿Qué vi en ti,y en tu abrazo

que como un manto me tapa?

No sé qué vi.