jueves, 17 de febrero de 2022

Fuego azul

 Hablando de morir y de vivir me pregunto,

¿Qué es qué? 

¿No son fantasmas todos los que habitan en esta tierra?

¿No lo soy yo misma, con las manos llenas de arena,

De cristales del pasado, de presente, neblina,

Envuelta en lazo,

De humareda de futuro?

¿No vivo sin vivir,

Siendo muerta,

Cada día que el Sol me acaricia la cara

Con la delicadeza de un bofetón?

¿No vivo sin vivir, 

No me ahogo y me naufrago

En copas de vino, 

En manos vacías, 

En vidas inciertas?

Y, ¿Qué es qué? Me pregunto

Quizá nos hayan engañado toda la vida 

Mi corazón late mas no aletea

Me invade el rumor de la sangre y nada más,

Una calma inhóspita e inacabable.

Y luego cruzas la puerta,

Fuego azul, tus llamas me queman,

Tu presencia a veces duele,

El Sol se desorienta, refulge en tu pelo,

En tus ojos chocolate,

Se olvida de pegarme, se olvida de asfixiarme.

A veces me quedo sin aire,

Unas veces bien, porque lo robas,

Otras veces mal, porque me apuñalas,

En cualquier caso, yo muero.

¿Y no muero sin morir,

Sintiéndome más viva que nunca,

Desde que tú y yo habitamos el mismo mundo?

Desde que tus labios y los míos a veces se pelean y a veces se perdonan,

Desde que el futuro no importa porque tú eres el presente,

Envuelto en lazo,

Que parece haber estado todo mi paso por la vida esperando.

Hueles a nada y hueles a todo,

Sabes a ducha caliente y a deseo,

A limón y a cerveza,

A espanto y a euforia,

A certeza de que, después de morirme contigo,

No volveré a sentirme nunca tan viva

En todos los días que no vivo.

lunes, 14 de febrero de 2022

Que no quiero ser el ratón

En algún momento me moriré. Espero que ese momento no me quede muy lejos.
Lo pienso una vez y otra en un parque a oscuras en Barcelona. Comienza a caer lluvia, me agrada. Un poco de empatía: del cielo, de las nubes. Yo también estoy preñada de agua y de tristeza. Yo también lluevo.
No hay nadie a quien echarle la culpa, salvo a mí. A mí y a Mí, dos caras de una misma moneda envejecida sin uso ni valor.
Estoy sentada en un banco y me llueve encima. Esta parte de mí (de mí y no de Mí) no sirve para el mundo. Y tampoco es que quiera estar en el mundo, pero tengo que sobrevivir un poco más. Sobrevivir otro ratito. 
La otra parte de Mí comienza a tirar con fuerza. Siento mis emociones, líquidas, correr por mis huesos, deslizarse como en un tobogán hacia la nada. Y después solo queda la nada, y la rabia. Quedo yo, al fin y al cabo, porque esto también es parte de Mí, aunque no de mí. 
¿Está Dios jugando conmigo al gato y el ratón?
No quiero ser el ratón.
Me llueve, me llueve. Necesito más lluvia, necesito nieve, necesito pelotas de granizo. Necesito una punta afilada surcando piel como un navío a la deriva. Necesito vaciarme de todo lo que soy.
Necesito llenarme de todo lo que soy. De la rabia y el desprecio y la apatía. De la risa sardónica, de la lengua afilada, del cianuro en vena. 
Una parte de mí llueve. Otra parte de Mí le dice que ya está bien, que lo ha intentado, pero que no vale para sobrevivir otro ratito. 
Que no quiero ser el ratón.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...