Hablando de morir y de vivir me pregunto,
¿Qué es qué?
¿No son fantasmas todos los que habitan en esta tierra?
¿No lo soy yo misma, con las manos llenas de arena,
De cristales del pasado, de presente, neblina,
Envuelta en lazo,
De humareda de futuro?
¿No vivo sin vivir,
Siendo muerta,
Cada día que el Sol me acaricia la cara
Con la delicadeza de un bofetón?
¿No vivo sin vivir,
No me ahogo y me naufrago
En copas de vino,
En manos vacías,
En vidas inciertas?
Y, ¿Qué es qué? Me pregunto
Quizá nos hayan engañado toda la vida
Mi corazón late mas no aletea
Me invade el rumor de la sangre y nada más,
Una calma inhóspita e inacabable.
Y luego cruzas la puerta,
Fuego azul, tus llamas me queman,
Tu presencia a veces duele,
El Sol se desorienta, refulge en tu pelo,
En tus ojos chocolate,
Se olvida de pegarme, se olvida de asfixiarme.
A veces me quedo sin aire,
Unas veces bien, porque lo robas,
Otras veces mal, porque me apuñalas,
En cualquier caso, yo muero.
¿Y no muero sin morir,
Sintiéndome más viva que nunca,
Desde que tú y yo habitamos el mismo mundo?
Desde que tus labios y los míos a veces se pelean y a veces se perdonan,
Desde que el futuro no importa porque tú eres el presente,
Envuelto en lazo,
Que parece haber estado todo mi paso por la vida esperando.
Hueles a nada y hueles a todo,
Sabes a ducha caliente y a deseo,
A limón y a cerveza,
A espanto y a euforia,
A certeza de que, después de morirme contigo,
No volveré a sentirme nunca tan viva
En todos los días que no vivo.