Siendo como fuiste casa mía
Hogar donde siempre había lumbre
Hombre donde siempre había hombro
Y cama que nunca estaba fría
Cuando fuera llueve y tengo el día
Lleno de fantasmas y de hambre
El corazón un pálido calambre
Y el alma exangüe de alegría
Recuerdo cómo tu puerta se abría
Y el abrazo de tu cuerpo de madera
Y las horas enterrada en las maneras
Todas en que enterrabas la melancolía
Y no es ya mi voz más elegía
Pues elijo volver a tus dulces ruinas
Y de tus vigas y techos ser la reina
Y que mi corona sean tus espinas.
Pues son tus restos más bellos que si completo
Un hogar frente a mí se hiciese vida
Y en tus ojos para siempre habito,
Y que mi corona sean tus espinas