lunes, 22 de enero de 2018

Siendo como fuiste casa mía 
Hogar donde siempre había lumbre 
Hombre donde siempre había hombro
Y cama que nunca estaba fría 
Cuando fuera llueve y tengo el día 
Lleno de fantasmas y de hambre 
El corazón un pálido calambre 
Y el alma exangüe de alegría
Recuerdo cómo tu puerta se abría
Y el abrazo de tu cuerpo de madera
Y las horas enterrada en las maneras
Todas en que enterrabas la melancolía
Y no es ya mi voz más elegía
Pues elijo volver a tus dulces ruinas
Y de tus vigas y techos ser la reina
Y que mi corona sean tus espinas.
Pues son tus restos más bellos que si completo
Un hogar frente a mí se hiciese vida
Y en tus ojos para siempre habito, 

Y que mi corona sean tus espinas

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