miércoles, 24 de abril de 2019

Vacua y cruda

Perdóname, me digo,
te prometí que no volvería a dejarte sola,
nunca,
y aquí te tengo hecha estragos,
las velas apagadas,
los barcos zarpados,
el miedo en la nuca.
Otra vez sola y desnuda.
Si pudiera, juro, si pudiera
te cogería en mis brazos,
te arrullaría
en una cuna,
desharía el tiempo por ti
como se deshilachan los hilos
de la cordura.
Estás vacua y cruda.

Perdóname, me grito,
perdóname,
abrí las ventanas,
abrí las esclusas,
y mientras morías de hambre
pidiéndome carne
te nutrí de excusas.
Y el alma te fue adelgazando,
creando la cárcel
en que eres reclusa.

No sé cuál fue el momento
o el paso exacto
en que te hiciste adulta,
entre tus dolores
y uno de mis parpadeos
pasaron mil lunas.
Me gustaría cubrirte de besos,
pero tú ya estás cubierta de púas,
y poder volver atrás en el tiempo
para oír tu risa
cristalina y pura.

Perdóname, por favor, perdóname,
yo iba siendo sorda
mientras tú ibas siendo muda,
 y mientras morías de hambre
pidiéndome carne,
te nutrí de excusas.
Desharía por ti el tiempo
como se deshilachan los hilos
de la cordura,
pero temo haber llegado tarde,
el Sol está por ocultarse
y estás vacua y cruda.

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