jueves, 11 de abril de 2019

Triste perra apaleada teme siempre

Resuena un ladrido,
como de perro,
quizá rabioso,
cuando río.
Algo está cansado de que
lo esconda.
"¡Agáchate, agáchate!", le digo.
Temo no ser
lo suficientemente honda.
Al final saldrá a flote,
y será (seré) todo
basura y escombros,
una tierra yerma,
devastada
por reyes sin corona.

Abrí mis puertas, ¿sabes?
Como se abren a un amigo.
Al abrir las puertas entraron
las mentiras,
el dolor
y el frío.
Una suerte de termitas me comieron
hasta los huesos,
me los dejaron roídos,
la canción más dulce suena enferma,
me taladra los tímpanos.

Triste perra apaleada teme siempre
volver a gustar del abrigo.
Llevo rabia dentro, a veces muerdo,
me destruyo,
es un virus.
Cuando sale a pasear de noche
resuena como un ladrido,
al final saldrá todo a flote
y entonces
habré perdido.

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