Hay cosas en mi alma
De porcelana
Que no puedo dejar que toques
Con tus manos rotas,
Pues tus esquinas impías se me clavan,
Me desgarran el sentido y el sentir,
Me deshilachan la calma,
Como una nube que se parte sin esfuerzo.
Tengo ya el corazón desportillado,
Latiendo cansado como un viejo,
Muriendo,
Las piernas que me llevan a caminos
Que no son para mí (quizá no tengo camino),
Los brazos vacíos de abrazos
Y el cielo de mi boca, totalmente nublado,
Anunciando tormenta.
Y con la mente hecha jirones cargo,
Avanzo hacia atrás,
En la tierra y en el tiempo,
Busco dónde empezó a asustarse mi oído
Al escuchar palabras que prometen ternura,
Busco quién y cuándo
Me cargó los ojos de sangre y arrugas,
Busco, sobre todo busco, por qué.
Hay cosas en mi alma
De cristal
Que no creo que sostengan tus huesos partidos,
Tus risas de hiena,
Tu esencia durísima,
Pues sus aristas afiladas se me clavan,
Me desgarran el sentido y el sentir,
Me deshilachan la calma,
Como una nube que se parte sin esfuerzo.