lunes, 25 de mayo de 2015

Cadena deseada.

Se fuma un porro.
Se ríe en mi cara.
Silba entre sus dientes
un "ya te lo dije".
Mira directamente
a mi alma encharcada,
un campo de minas
lleno de cicatrices.
De todas las actrices,
la más galardonada,
teniendo mis raíces
en no sentir;
me echa una mirada,
muerde el filtro,
esquiva la pregunta
que le ha traído aquí.

De todas las indigentes,
la más pobre,
regueros son eternos
en mi rostro salobre.
Y da otra calada,
y me mira con pena,
pues sabe mi condena
cadena deseada.

Sintiéndome tan libre
me corté las alas,
me invade un miedo frío,
¿una sentencia vana?
A veces las palabras
se clavan en mi alma,
son dulces, bellas llagas,
de labios que son dagas.
Mi alma encharcada,
campo de cicatrices,
noto que la predice
por siempre abandonada.
En los ojos maduran
salvajes, tristes hiedras,
el corazón es piedra,
el alma ya no es nada.


De todas las indigentes,
la más pobre,
regueros son eternos
en mi rostro salobre.
Y da otra calada,
mirándome con pena,
pues sabe mi condena
cadena deseada.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Del negro umbral

Lento abrí el portal de tus ojos
que con cascadas estaban cubiertos,
sentí el fluir del aire
de tus poros inciertos
fue primavera salvaje de mi tibio corazón,
las nubes y aire caliente de tu aliento
corrí en busca de aquel tu viento.
¿A dónde tu viento emigró?
recordé el olor de los jazmines perdidos
en otros frondosos jardines,
la luz de la mañana encerrada en solo una mirada.
Sin sentido a razón llamado
perdí a aquel amado
entre los pétalos de la vida
sentí la mía fría,
arropada por la tempestad
y el ansia de volar.
Abrí el portal primaveral
y por fin, después de ti,
vi, más a lo lejos, del negro umbral.

lunes, 18 de mayo de 2015

Solo las tormentas

Qué triste es la vida cuando cada cosa buena que ves llegar la observas con miedo. Un miedo atroz. Un odio inhumano, animal, firmemente arraigado por el instinto, hacia Dios. Te preguntas "¿qué cojones le he hecho a este hijo de puta para que me mande cosas buenas?".
Porque las cosas buenas son volátiles, y qué triste es la vida cuando lo sabes. Cuando te dedicas a contar los días para ver cuánto dura esta vez. Y cuando no sientes sorpresa, pero sí una amarga desilusión, cuando se va. Las risas de despedida, esas amargas de "vaya, vuelvo a tener razón" son el puñal más fiero que me he clavado nunca.
Parece que nada está hecho para durarme. Lo único bueno que he conocido y me ha durado un tiempo relativamente largo ha sido la tranquilidad. Y reconozco que duró tanto porque fue una tranquilidad vacía; vacía de todo aquello que pudiera hacerme daño. Fue una burbuja aislada del mundo. Transparente. Os veía pero realmente no interactuaba. Nada podía tocarme.
Un día decidí abrir la puerta de esa burbuja. Se me olvidó la prudencia o no quise llevármela en un repentino arranque de valentía. He caminado fuera de la burbuja y he gozado de la hierba entre los dedos de mis pies. Y el aire olía tan distinto...Y los pájaros cantaban. Y los ríos fluían. Y se sentía como si la vida estuviera envolviéndome en su abrazo infinito.

Pero nada dura.
Solo las tormentas.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...