Igual que cuando fuera llueve
Y decide una, por no enfermar,
Por prevención, porque se conoce el cuerpo,
Ponerse un abrigo, la bufanda, los guantes,
Abrigarse la piel, que se le enfría deprisa y no recupera rápido,
Así igualmente es cuando dentro
Al fondo del alma, en la parte más tierna,
Se empieza a adivinar escarcha.
Una escarcha pesada y oscura,
Densa y pegajosa,
Que conozco de hace tantos años que lo he olvidado.
Entonces me abrigo el alma,
Y los ojos, que empiezan a llover,
Con un chapoteo incesante,
Se cubre de nubes mi cabeza
Toda mi sangre es torrente y es vendaval,
No tengo ya un solo pensamiento tranquilo.
Ya el clima habrá cambiado para siempre me imagino,
Ya en esta ciudad no podré volver a respirar tranquila bajo el Sol,
Pues el granizo acechará tras la esquina de cada sonrisa
Y la bruma empañará la mañana de cada nuevo día.