viernes, 20 de marzo de 2015

Gestación.

Te estoy gestando un hijo
en mi alma,
marinado con calma
y muchas horas,
salado con los mares más extensos
y con la piel hecha de memoria.
Te estoy gestando un hijo y cuando nazca
lo pariré en la tinta en una noche
y cuando te levantes, ya por siempre
te habré parido un hijo
de azabache.
En papel, que es la cuna más tierna,
a lápiz, que es la nana más hermosa,
el hijo que te gesto irá creciendo,
haciendo inolvidable nuestra historia.

Te estoy gestando un hijo,
amor se llama,
y cuando nazca,
llorará poemas,
a lápiz, que es la nana más hermosa,
en papel, que es la cuna más tierna.

miércoles, 18 de marzo de 2015

104.

A veces no me duermo
por mirarte;
la noche hace aún más bello
tu semblante,
las yemas de mis dedos 
al alcance
tienen tu bello cuello
hipnotizante.
Entonces me desvelo,
acariciarte
se convierte en mi anhelo,
apremiante
y no me entrego al sueño,
vida mía,
porque mi sueño yace aquí delante.

En la mañana el Sol con su destello
muestra lo bello
que en la noche te haces,
la luz del astro rey sobre tu cuerpo
ilumina 104 oscuridades:
fueron 104 los lunares
que un día conté sobre tu espalda.
No quiero volver a la espesura negra que enterré,
encerré,
bajo llave,
en el abismo más hondo de la memoria,
el rincón que jamás volveré a visitar
ni en unas cortas vacaciones.
La negrura tenía los dedos largos
y tan finos que se colaban por cada hueco de mi cuerpo,
tan viscosos que me llenaban de frío el alma,
y los huesos
hasta el tuétano,
y tenía ventosas que se llevaban
de mi estómago la risa.
No estoy dispuesta,
ni por nada ni por nadie,
a dejarme besar nuevamente por su lengua áspera
y ávida,
que en las noches más tristes me acariciaba la espalda,
sensualmente,
intentando convencerme de que era una vieja amiga.
¡No!

Entonces, en el grito me miro
y me reprocho a mí misma por entregar la llave
de mis miedos más profundos.
¿Esto puede volver a abrirse?
¡Puede!¡Y puede matarme!
¿Merece la pena, Dios mío,
merece la pena que ame?
¡Amar es arriesgarse!
Quizá estoy hecha de puro inconformismo,
y de puro frío, 
ya que estamos, 
para sobrellevar tan dulcemente
como si fuera una carga deliciosa
este vaivén emocional que es mi cabeza
sin importarme demasiado
la demolición que provoca.
Quizá, como los ilustrados, creo
de manera demasiado optimista,
no en todo el humano,
pero sí en mí,
en mi futuro,
en mi historia.
O quizá me asusta la perfección,
o al menos las cosas exageradamente buenas,
y para ello 
las tinto de mediocres.
¡Qué escudo tan invisible!
Y qué efectivo.

El asunto es, 
perdona,
mi cabeza divaga,
hay tantos callejones por los que puede discurrir que
simplemente echa a andar
y se pierde
y encuentra cosas que no le gustan
y luego encuentra piedras rotas,
cosas viejas,
dientes desportillados que le encantan
y la encandilan
y le hacen sentir segura.
¡Perdona, soy todo inconformismo!
Y todo frío, ya que estamos,
para resistir de forma tan dulce
este calor que me ofreces.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...