Vomitando fango y tierra,
Esta madrugada se pasa más lenta.
Por cada espina clavada,
Una pesadilla que viviré,
Mi cama, campo de batalla,
Mis sábanas, lengua de lagarto,
El veneno de las horas que intento,
De verdad lo intento,
No estar consciente, me atrapa.
De las siete vidas de gato que escogí,
¿Recuerdas? Probablemente no
Que escogí vivir contigo,
Me pasaré las siete vidas gritando sola,
Lamiéndome las heridas,
Sacando las uñas,
Desconfiando del agua fría,
Asustando los tejados con mi larga oda
A lo que nunca fuimos,
Con mi triste elegía
A lo que creí que éramos,
Esperando reencarnarme en otra cosa
Y olvidar.
Al final, tenerte fue
Como caminar con una espina
Clavada en la planta del pie.
Esa sensación de intentar llegar a algún sitio
Y que cada paso duela.
Y era una espina invisible, porque mis dedos
Mis torpes dedos, que solo usé para quererte,
No la encontraban.
Y como me dolía,
Y cada día me dolía más,
Decidí arrancarme los nervios,
Con una zarpa que uso para los peores casos.
Me abrí en canal,
Me arranqué la columna,
La mastiqué hasta triturarla.
Quiero arrancarme el cerebro y no recordar.
Vomitando fango y sangre
Se me pasa más lenta esta vida,
A ratos tengo ganas de tomar el camino fácil,
Saltar a la siguiente existencia,
Y a la siguiente
Y a la siguiente,
Acabar en siete días las siete vidas
Que nos prometimos.
Las siete vidas de gata
Que me pasaré sola,
Lamiéndome las heridas,
Y lo que nunca fue,
Pero creí que era,
Hará llorar al cielo,
Repicará sobre los tejados.