Se ha vuelto el aire
denso,
denso,
denso,
como el plomo,
y la lágrima ligera en las manos
y en la lluvia,
y el aire
denso, denso, denso,
y cuando corro
se siente como si intentase alcanzar la luna.
Aullando estoy,
bajo sucias estrellas,
bajo brillos que de brillar no saben
como tus ojos,
y se ha vuelto el aire
denso, denso, denso, denso, denso,
y un pulmón me falta
y hasta en la calma me ahogo.
Y el corazón me falta
y hasta en la cama me ahogo.
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