sábado, 26 de noviembre de 2022

 Me enamoraré de nuevo,

De una canción,

De una poesía,

De la caricia de una comida en el paladar,

Del abrazo de mi madre,

De la risa de mi gente,

Del ronroneo de un gato.

Todos los días me enamoraré

De un árbol que baila mientras el viento toca,

De un charco de agua que contiene el arcoiris,

De una nube, viajera perezosa,

Que no me miente nunca.

Me enamoraré de la alegría de un perro,

De la inocencia de un niño,

De una fruta poco madura y su sabor,

Del gusano que penetra en la tierra

Y del Sol desplomado sobre mis poros.

Pero

De una persona, vestida de diablo,

De un abrazo con cadenas y apatía,

De una boca que a medida que sonríe lo marchita todo,

De eso, ya no,

Nunca.











viernes, 14 de octubre de 2022

No tengo título

 Algún día me 

Partirá la garra por dentro, me

Arrancará el último aliento, me 

Destrozará lo que me queda de cuerpo, me

Corroerá hasta hacer papilla mis huesos.

Me

Entregué al abrazo de un muerto, me

Arriesgué con la suerte de un tuerto, me

Partí un espejo frente a un gato negro, me

Enamoré de cada átomo y verso. 

Me

Dormí entre tus brazos una noche de invierno, me

Desperté persiguiendo un sueño, me 

Inundaron buitres, los ojos los cuervos, me

Entregué a seguirte sin tener ni resuello.

Me

Creé problemas que aún no se han resuelto, me

Corté las venas y dejé largo el cabello, me

Cubrí la herida con el suave velo de

Tu indiferencia, que parece veneno.

De

Amor se muere, yo me estoy muriendo

De

Amarte a gritos no me queda silencio,

Que a los relojes ya les falta tiempo y que

Tú para mí ya eres solo recuerdo.

De

Amor se muere, yo me estoy muriendo

De

Amarte a gritos no me queda silencio,

Sé que a los relojes no les queda más tiempo,

Fe

Tengo en que al menos guardes mi recuerdo.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Una nube oscura y sola

 De mí y para mí

lo que me quedará siempre será la Muerte,

como una vieja amiga que no abandona,

como un cuervo que se pasea.

Una nube oscura y sola

soy, una nube oscura y sola.

Llovió y lloví,

yo vi la roca romperse 

al golpearse con mi dolor, morirse

de pena, de esperanza y de destino,

y ahí estaba la Muerte,

para mí y conmigo,

soy una nube oscura,

para mí y conmigo. 

El cielo se hizo trizas, 

el corazón reguero,

el jilguero de mi risa 

ya no retumba en mi pecho

y esta jaula imprevista 

que es la dueña de mi encierro

se me clava en la retina,

me corroe el cerebro.

Una nube oscura y sola

soy, una nube oscura y sola. 

De cosas que estallan hablaba,

de la daga clavada en mi pecho,

hablaba y todo estallaba 

rompía, tronzaba,

se hacía pequeño,

¿a dónde iré a reparar

(¿y quién me va ayudar?)

este mundo entero? 

Ay, yo vi la roca romperse

al golpearse contra mi pecho,

y marchitaron las flores de angustia, 

sequía, agonía, de gritos y duelo, 

el jilguero de mi risa 

ya no vuela en el viento,

una nube oscura y sola

soy, una nube oscura y sola.

Morirse de pena, de desesperanza,

morirse de miedo,

morirse con amor en la garganta,

sin sentido y sin lamento.

Morirse de nada y de destino,

morirse de tormenta y cielo abierto,

y ahí estaba la Muerte, para mí y conmigo,

y morirme, mi único acierto.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Juramento de nuevo día

 Hoy he escuchado una canción de amor

Era una canción que ya no hablaba de ti

No sonaba a promesa vacía 

Y copa llena,

A manos heridas, 

A lunas menguantes. 

Sonaba al juramento de un nuevo día,

De una nueva vida,

De un ángel que ya no está preso,

Sonaba a latido cardiaco

Y entonces pensé

¡El corazón no está muerto!

Recorrió mis venas como un eco lento,

Apresó mi sangre hasta hacerse ella,

Se fundió en mi piel cada nota

Y cada mota

Sonaba bella.

¡Ay! No estoy muerta.

Leeré libros de amor

Y serán libros que ya no hablen de ti,

Y nunca volverás a ser la estrella

Ni tu sonrisa la dueña

De mi frenesí. 

Latí, latí,

Escuché una canción de amor 

Que no hablaba de ti.

Y sonaba a esperanza y colibrí

A Año Nuevo 

Y a jilguero,

Dulce agüero, 

Hechicero, ahora que estoy libre de ti.

Ya no tengo vacía la cama,

El corazón estallado,

Ya no tengo la condena ni la horca

De tu mano,

Implosiono y me emociono,

Dando saltos de alegría,

Suenan las canciones

A juramento de nuevos días.

Suenan las canciones a romperse las cadenas,

Suena a que se quiebran los huesos de tu mano,

Nunca he sido más libre,

Nunca menos prisionera,

Lo soy hoy, pues ya no te amo.

lunes, 20 de junio de 2022

Caperuza corrupta

 La historia del día que

Caperucita dejó de sentir,

dejó de vivir, dejó de oler

las flores del bosque 

en sus eternos paseos,

y la historia del día en que

el malo del cuento comenzó a ser la nada,

la rutina,

el minuto eterno e invencible,

el sabor de siempre (insípido),

el Sol brillando igual cada día.

La historia del día que cambió la caperuza

por una capucha de cuero negro y unas botas,

y se lanzó al bosque, en busca del lobo,

en busca de las fauces y el miedo,

en busca del peligro y la muerte,

en busca de sentir algo, 

en definitiva. 

Y se entregó a la noche que la engullía,

a los ojos amarillos que la vigilaban,

a una guadaña esperando en la esquina,

fue a abrazarla, como a una vieja amiga,

buscando dientes, 

buscando garras,

sabiendo que, aunque quisiera volver,

ya nunca encontraría el camino a casa.

viernes, 17 de junio de 2022

A la misma velocidad que

 Me marchito

A la misma velocidad que

Me desespero 

A la misma que el sueño húmedo

Áspero 

Como lengua de gato 

Me rehúye

A la misma que el gato sin lengua 

Maúlla cánticos en los tejados

Canta maullidos

A la luna 

A otra gata 

A la nada

A todo

Yo me marchito 

Y se me cae un pétalo 

De cristal líquido 

De mi ojo abierto 

Una flor que se desgasta 

Con los roces 

De miradas húmedas 

Ásperas 

Como esparto.

Y llevo un nido en el corazón,

De espanto,

Buscaba lecho tierno

Un pájaro 

Aventurero, ingenuo 

Y necio incluso,

Nido inconcluso,

Corazón etéreo.

Me marchito

A la misma velocidad que 

Me muero

Por el brote de una risa,

Por un beso,

Por un hueso del cadáver 

De lo que antes vivía 

Y palpitaba entre nosotros,

Ahora muerto.

Vine buscando 

Un lecho tierno

Y me hallé un río seco,

Un cementerio,

Un árbol torcido,

Un gato sin lengua,

Negro, rompiendo espejos,

Bajo una escalera, tirando sal

Y de ojo tuerto.

Así que me marchito

A la misma velocidad que

A la misma velocidad que

Gana terreno el suelo yermo.

Y me marchito

A la misma velocidad que

A la misma velocidad que

Te sueño.

sábado, 19 de marzo de 2022

Da igual, es igual

 Una piedra fría bajo mi cuerpo, una gota repiquetea en algún sitio, una sensación de ingravidez me domina y aún así, el cuerpo está lo más pesado que lo he sentido nunca. La cabeza sube y baja, como el alma pensándose si largarse o quedarse un rato más. Estoy mojada, o me siento mojada, no sé. 

De pronto lo que siento es que me incorporan y que los dedos de un desconocido hurgan en mí, pero no como otras veces, hurgan en la boca, en la garganta, buscando algo cuello abajo. Un espasmo, dos, tres, una náusea violenta y rabiosa y vomito una amalgama de cosas innombrables. Parte de la pasta está en esos dedos intrusivos y recuerdo que musito una disculpa. "Da igual, es igual", y se frota los dedos contra la camisa, como quien no quiere la cosa, como si lo que acaba de salir de mí no fuese asqueroso, no tuviese olor. Le da igual, es igual. 

Qué zapatos más pesados los suyos. 

Un momento, ¿y yo qué sé? 

Me aparta el pelo de la cara, me da agua de una botella. ¿De dónde sale? ¿Él, la botella, qué estoy preguntando? No lo sé, qué inconexión.

Escupo. Y me da la tos y escupo más. Y otra disculpa. Y da igual, es igual. 

"¿Eres un ángel?", ¿qué digo? 

"Te haría falta uno, ¿no? El tuyo estará de vacaciones", sabe lo que dice.

"Sí...no...nunca he tenido".

Menciona algo de llevarme a un médico, la cabeza se me sigue yendo pero no quiero. No quiero no quiero no quiero. No sé cuántas veces lo repito porque una parte de mí está muy lejos, tan lejos, no sé dónde pero no es aquí. 

Hay silencio un momento y luego dice cosas que no entiendo pero está bien. La sensación de ingravidez se incrementa cuando me levanta. Odio no estar tocando el suelo y se lo hago saber. Esa es otra cosa que le da igual. 

Las calles pasan a saltos, en los que estoy consciente y en los que no, como una suerte de película con escenas truncadas o con censura que se aproxima invariablemente al final pero con mucho menos guion. Y luego en un momento una puerta se abre chirriando y me recibe un olor que no es el de mi casa y un gato que no es el de mi casa. Me abrazan unas sábanas que no huelen para nada a mi detergente. El gato me huele, me estudia, se enrosca a mi lado. No debo oler bien pero también le da igual, es igual.

La mañana me acuchilla los ojos con su luz y me levanto de forma brusca, vomito de forma violenta en un suelo oscuro. No sé dónde está el baño. Me duele la garganta. Pido que me deje limpiarlo, me deja ayudarle. Estoy más lúcida y es extraño. 

"Ya sé que lo digo mucho, pero lo siento".

Se ha pasado a ratos de la noche comprobando que no me moría en su cama. Me ha traído agua dos veces, aunque no me acuerdo. El sofá tiene pinta de terriblemente incómodo para dormir, es muy pequeño, él es más grande.

El silencio se instala. La vergüenza también.

"Debería irme. Pero gracias".

El silencio persiste. La vergüenza también. 

Miro a mi alrededor. Estoy buscando mis cosas. Un leve momento de pánico pensando que quizá mis cosas no están, que él me encontró a mí, pero alguien antes había encontrado mi bolso. Lo veo de pronto, sobre una silla al fondo. Voy hacia allí.

"Puedes irte cuando quieras..."

Su voz rompe el ruido blanco.

"...pero me gustaría que te quedaras un rato. Que desayunes algo. Y que me cuentes cosas sobre lo que pasó ayer, por qué pasó, si va a volver a pasar."

Ahora soy yo quien no contesta por un momento. Toda mi parte defensiva se pone alerta en un momento. 

"Da igual, ¿no? Es igual."

La mueca de fastidio es innegable y me pregunto por qué intento molestar a un desconocido que solo ha intentado ayudarme.

"No", me dice. "En este caso no es igual."

jueves, 17 de febrero de 2022

Fuego azul

 Hablando de morir y de vivir me pregunto,

¿Qué es qué? 

¿No son fantasmas todos los que habitan en esta tierra?

¿No lo soy yo misma, con las manos llenas de arena,

De cristales del pasado, de presente, neblina,

Envuelta en lazo,

De humareda de futuro?

¿No vivo sin vivir,

Siendo muerta,

Cada día que el Sol me acaricia la cara

Con la delicadeza de un bofetón?

¿No vivo sin vivir, 

No me ahogo y me naufrago

En copas de vino, 

En manos vacías, 

En vidas inciertas?

Y, ¿Qué es qué? Me pregunto

Quizá nos hayan engañado toda la vida 

Mi corazón late mas no aletea

Me invade el rumor de la sangre y nada más,

Una calma inhóspita e inacabable.

Y luego cruzas la puerta,

Fuego azul, tus llamas me queman,

Tu presencia a veces duele,

El Sol se desorienta, refulge en tu pelo,

En tus ojos chocolate,

Se olvida de pegarme, se olvida de asfixiarme.

A veces me quedo sin aire,

Unas veces bien, porque lo robas,

Otras veces mal, porque me apuñalas,

En cualquier caso, yo muero.

¿Y no muero sin morir,

Sintiéndome más viva que nunca,

Desde que tú y yo habitamos el mismo mundo?

Desde que tus labios y los míos a veces se pelean y a veces se perdonan,

Desde que el futuro no importa porque tú eres el presente,

Envuelto en lazo,

Que parece haber estado todo mi paso por la vida esperando.

Hueles a nada y hueles a todo,

Sabes a ducha caliente y a deseo,

A limón y a cerveza,

A espanto y a euforia,

A certeza de que, después de morirme contigo,

No volveré a sentirme nunca tan viva

En todos los días que no vivo.

lunes, 14 de febrero de 2022

Que no quiero ser el ratón

En algún momento me moriré. Espero que ese momento no me quede muy lejos.
Lo pienso una vez y otra en un parque a oscuras en Barcelona. Comienza a caer lluvia, me agrada. Un poco de empatía: del cielo, de las nubes. Yo también estoy preñada de agua y de tristeza. Yo también lluevo.
No hay nadie a quien echarle la culpa, salvo a mí. A mí y a Mí, dos caras de una misma moneda envejecida sin uso ni valor.
Estoy sentada en un banco y me llueve encima. Esta parte de mí (de mí y no de Mí) no sirve para el mundo. Y tampoco es que quiera estar en el mundo, pero tengo que sobrevivir un poco más. Sobrevivir otro ratito. 
La otra parte de Mí comienza a tirar con fuerza. Siento mis emociones, líquidas, correr por mis huesos, deslizarse como en un tobogán hacia la nada. Y después solo queda la nada, y la rabia. Quedo yo, al fin y al cabo, porque esto también es parte de Mí, aunque no de mí. 
¿Está Dios jugando conmigo al gato y el ratón?
No quiero ser el ratón.
Me llueve, me llueve. Necesito más lluvia, necesito nieve, necesito pelotas de granizo. Necesito una punta afilada surcando piel como un navío a la deriva. Necesito vaciarme de todo lo que soy.
Necesito llenarme de todo lo que soy. De la rabia y el desprecio y la apatía. De la risa sardónica, de la lengua afilada, del cianuro en vena. 
Una parte de mí llueve. Otra parte de Mí le dice que ya está bien, que lo ha intentado, pero que no vale para sobrevivir otro ratito. 
Que no quiero ser el ratón.

miércoles, 26 de enero de 2022

Denso

 Se ha vuelto el aire

denso,

denso, 

denso,

como el plomo,

y la lágrima ligera en las manos

y en la lluvia, 

y el aire

denso, denso, denso, 

y cuando corro

se siente como si intentase alcanzar la luna. 

Aullando estoy, 

bajo sucias estrellas,

bajo brillos que de brillar no saben

como tus ojos,

y se ha vuelto el aire

denso, denso, denso, denso, denso,

y un pulmón me falta 

y hasta en la calma me ahogo.

Y el corazón me falta

y hasta en la cama me ahogo.

domingo, 23 de enero de 2022

Siete vidas de fango

 Vomitando fango y tierra,

Esta madrugada se pasa más lenta.

Por cada espina clavada, 

Una pesadilla que viviré,

Mi cama, campo de batalla,

Mis sábanas, lengua de lagarto,

El veneno de las horas que intento,

De verdad lo intento,

No estar consciente, me atrapa.

De las siete vidas de gato que escogí,

¿Recuerdas? Probablemente no

Que escogí vivir contigo,

Me pasaré las siete vidas gritando sola,

Lamiéndome las heridas,

Sacando las uñas,

Desconfiando del agua fría,

Asustando los tejados con mi larga oda

A lo que nunca fuimos,

Con mi triste elegía

A lo que creí que éramos,

Esperando reencarnarme en otra cosa

Y olvidar.

Al final, tenerte fue

Como caminar con una espina

Clavada en la planta del pie.

Esa sensación de intentar llegar a algún sitio

Y que cada paso duela.

Y era una espina invisible, porque mis dedos

Mis torpes dedos, que solo usé para quererte,

No la encontraban.

Y como me dolía,

Y cada día me dolía más,

Decidí arrancarme los nervios,

Con una zarpa que uso para los peores casos.

Me abrí en canal,

Me arranqué la columna,

La mastiqué hasta triturarla.

Quiero arrancarme el cerebro y no recordar.

Vomitando fango y sangre

Se me pasa más lenta esta vida,

A ratos tengo ganas de tomar el camino fácil,

Saltar a la siguiente existencia,

Y a la siguiente

Y a la siguiente,

Acabar en siete días las siete vidas

Que nos prometimos.

Las siete vidas de gata

Que me pasaré sola, 

Lamiéndome las heridas,

Y lo que nunca fue,

Pero creí que era,

Hará llorar al cielo,

Repicará sobre los tejados.



martes, 18 de enero de 2022

Anatomía de algo terrible

 Lo noto consumirme, 

Lleno de rabia, 

Odiando el tiempo que he puesto muros,

Odiando la gravilla en su voz,

Odiando la arena cada vez más exangüe.

Cuando sale,

Abriéndose paso a puñetazos,

Mis nudillos abiertos también,

La carne expuesta, trémula y salvaje,

Otra vez desaprendiendo a domesticarse,

Entonces me clava los dientes 

Y me rompe a su paso, todo se quiebra,

Los tendones, los huesos, la piel se abre,

El alma se disipa,

Existo de manera intermitente,

Me voy apagando y desluciendo 

A medida que sus pasos lo acercan al trono.

Me encuentro de pronto,

De repente, sin previo aviso,

Como si me hubiera intoxicado,

Envenenado de nuevo con la otra lengua que guardo,

Con la otra boca que tengo,

Con el secreto que escondo,

Y corre por mis venas deshaciéndolas

Una suerte de mal fario,

Un ácido que me impregna,

Un monstruo que en el espejo se reconoce 

Y sonríe mientras me ahoga.

¿Me romperás de nuevo como a una rama seca?

¿Me convertirás de nuevo en un sonido hueco?

¿Castigarás mis huesos al ostracismo?

Y a la tumba me seguirás, persiguiendo mi estela,

Mientras sonríes

Mientras me ahogas.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...