miércoles, 16 de enero de 2019

He cambiado

He cambiado el peso de los años
por el peso de tu cuerpo
y el paso de los ríos
cayendo de mis ojos muertos
por los lagos tan salobres
que corretean en silencio
entre el valle de mis muslos
cuando lo escalan tus besos.
He cambiado las mentiras,
sucedidas en miríadas,
y el coro de desdichas
por tus cientos de miradas
y la suerte, antes esquiva,
ahora se muestra mi amiga
cuando en tu pecho desnudo
la cabeza me descansa.
He cambiado la desgracia
por tu azar afortunado
y el camino que ahora sigo
son las líneas de tu mano,
he cambiado el desierto
por tu oasis entre sábanas,
por las dunas de tu cuerpo
donde me muevo descalza.
He cambiado flores muertas
y esperanzas fracturadas
y coronas de otras reinas
por tus cientos de miradas
y la suerte, antes esquiva,
ahora se muestra mi amiga
cuando en tu pecho desnudo
el fragor del mundo calla.

viernes, 11 de enero de 2019

Planetas

Hay una suerte de magia
en la manera en que
nuestros cuerpos chocan
como dos planetas que colisionan,
compartiendo espacio.
Una galaxia se extiende
entre tu boca y la mía,
un aquel de autopista estelar
entre dos salivas que se saludan.
Cuando me tocas, tres o cuatro soles
se cuelan por mis venas hasta las entrañas
y el mundo es una sinfonía ahogada
que se pierde mudo
por el tobogán de mi garganta.
Todos los perfumes son el tuyo
y a ti huele la nada
y huele todo
y es día cuando tus párpados
se desperezan y se levantan.
Con la plena luz que irradias
retozamos en el lecho que encontremos,
te derramas sobre mi piel blanca,
como una lluvia,
me recorres los rincones rosas,
como un viento ufano,
llegas a mí, astronauta,
y me colonizas.
Hay una suerte de magia
en este viaje en que
nuestros cuerpos chocan
como dos planetas que colisionan,
y arden tanto que se funden,
siendo uno,
envuelto en el brillo
de los polvos estelares.

jueves, 10 de enero de 2019

Un campo de flores brotando en mi sofá

Vive en mí,
desde siempre,
que yo recuerde,
una tristeza que amenaza ser infinita
y una manera negra
de ver las cosas.
Cuando el día es blanco,
esa negrura,
lo vuelve gris en mis pálidas palmas
y una suerte de grito callado
rompe el Sol
en mil pedazos,
y cuando camino,
mis pies, sin rumbo,
me llevan siempre a fosos
o a callejones sin salida.
Y es entonces
cuando salido, no sé de dónde,
y como premio, no sé por qué,
irrumpes en mi vida
como un campo de flores brotando en mi sofá,
como una madre que abraza
o como el ronroneo de un gato,
y te miro desde el umbral,
entro en casa, que es mi vida ahora,
la tristeza resbala por mis costados
y marchita y muere
en el momento que tu mano y la mía
se besan
una vez más.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...