A veces no me duermo
por mirarte;
la noche hace aún más bello
tu semblante,
las yemas de mis dedos
al alcance
tienen tu bello cuello
hipnotizante.
Entonces me desvelo,
acariciarte
se convierte en mi anhelo,
apremiante
y no me entrego al sueño,
vida mía,
porque mi sueño yace aquí delante.
En la mañana el Sol con su destello
muestra lo bello
que en la noche te haces,
la luz del astro rey sobre tu cuerpo
ilumina 104 oscuridades:
fueron 104 los lunares
que un día conté sobre tu espalda.
miércoles, 18 de marzo de 2015
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