Tú piensas como yo.
Tampoco andas distinto
ni te ríes diferente.
Utilizas las mismas palabras
y muerdes los mismos panes
e hilachas los mismos versos.
Tú eres tú en mí
y yo soy yo en ti,
siendo yo en mí
y viceversa.
Sin embargo,
no andas por los mismos caminos
y aunque nos cubre el mismo cielo
tus nubes son distintas a las mías.
En algún lugar, quizá en Roma
-ya que todos los caminos llevan allí-
nos encontraremos en una bifurcación
y, aunque no te conozca, te conoceré
y sabré cómo vas a sonreírme
y te sonreiré de la misma forma.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
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