lunes, 18 de noviembre de 2019

Feliz cumpleaños Rebeca

Rebeca volvía a casa tras el trabajo. Suspiró. La verdad, no le parecía nada justo tener que trabajar el día de su cumpleaños. Al menos ahora llegaría a casa, se ducharía, se pondría el vestido nuevo y saldría a tomar una copa con las chicas. Hacía mucho tiempo que no celebraba su cumpleaños decentemente, pero el trabajo la tenía tan cansada que no había tenido tiempo de organizar nada. Sacó las llaves de su apartamento cuando el ascensor ya se acercaba a su planta. El timbre del elevador anunció que habían llegado. Rebeca salió de él, se quitó los tacones y entró en casa descalza, pensando que quizá estaba demasiado cansada esa noche, tal vez le diría a las chicas de esperar al fin de semana...

-¡Feliz cumpleaños!

Cuando encendió la luz, se encontró su apartamento completamente decorado. Él estaba en el centro del salón, con una sonrisa radiante, una botella de espumoso en las manos y un gorrito de cumpleaños.

-¿Pero qué...? -preguntó Rebeca.
-¡No digas nada! No tienes que agradecerlo, me apetecía hacerlo. Hace tanto que no celebras un cumpleaños que pensé que te gustaría la sorpresa -sonrió radiante- La tarta es tu favorita. He comprado el vino que te gusta, la cena está en el horno terminando de hacerse, le faltan solo cinco minutos...planeaba tenerla antes pero no sabía muy bien cómo funcionaba la cocina -se rio- Bueno, me parecía un poco hortera todo el tema de las guirnaldas de cumpleaños pero supongo que están bien...son coloridas -dijo, señalando las letras que rezaban FELIZ CUMPLEAÑOS REBECA y se extendían de parte a parte del salón- A mí me apetecía algo más personal, por eso también he puesto las fotos donde salimos juntos. Y como últimamente llegas tan cansada que te vas directa a dormir y es el único momento en que te veo, también he puesto otras -se rio, encantado de su ocurrencia.

Rebeca lo observó todo. Un montón de fotos de ella tomadas en distintos sitios. Aquella vez que fue a probar el nuevo café del barrio, un día recién salida de la peluquería, una foto paseando a los perros de su madre, una selfie esperando el metro. En todas las fotos, él salía detrás, como queriendo dejar que solo ella se llevase el protagonismo.
Las otras fotos eran de ella durmiendo. Era verdad, últimamente solo estaba del trabajo a casa, desde el ascenso...así que llegaba y se iba a dormir. Había varias, con el color verdoso típico del modo nocturno de las cámaras. Las fechas se veían en el margen inferior derecho; eran de distintos días.
El timbre del horno sonó.
-¡Ya está! -exclamó él, triunfal. -Te he hecho lasaña, que sé que es tu comida favorita. -De camino a la cocina pasó junto a Rebeca y se agachó a darle un suave beso en los labios- Por cierto, me he tomado la libertad de escribirle a las chicas desde tu Facebook y decirles que lo aplazábais...¡lo siento! Pero cuando me enteré que justo hoy ibas a salir, y yo planeando todo esto...no quería que se me chafara la sorpresa. Me he esforzado tanto con todos los detalles...¡es que quería que quedase perfecto! ¿Y ha quedado, no? ¿A que sí? -preguntó, sacando muy sonriente la lasaña del horno.
-Sí...-murmuró Rebeca, con un hilo de voz.

Era perfecto. El único problema era que ella no conocía de nada a ese hombre.

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