Ha sido como despertar tras un naufragio, escupiendo agua de mar desde mis pulmones marchitos, estando toda yo empapada hasta llenar el vacío de sal.
El cabello apestando a salitre, apelmazado y revuelto en todas direcciones, exactamente como el naufragio de mi vida durante tantos y tantos meses, la ropa pegada a un cuerpo mustio que había acabado por aceptar como ineludible la vejez que se cernía sobre él a tan corta edad...
Los ojos recorrieron todo el terreno, asombrados de no ver bramantes y temibles olas, de por primera vez en mucho tiempo observar cálida y amorosa arena rozando toda su piel.
Y vuelvo a caer de rodillas, pero esta vez es la última, esta vez solo lo hago porque el peso de mi renacer me abruma, porque quiero llorar, gritar y dar gracias al Universo entre estos violentos estertores de felicidad pura y absoluta.
domingo, 12 de enero de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El paisaje robado
Cuando te robé un beso solo pensé Que ese beso era tuyo Y por ello lo robaba, Que era una expedición traviesa A la cueva de una boca que...
-
Cuando rompen las olas me imagino Que es una inútil intentona De abrazarse y agarrarse a la costa Fragmentarse y escurrirse entre las roca...
-
Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...
-
Perdóname, me digo, te prometí que no volvería a dejarte sola, nunca, y aquí te tengo hecha estragos, las velas apagadas, los barcos za...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.