Horas de electricidad
Me sacudieron
Y por un instante, me sentí viva
De nuevo, desnuda
Yo, desnuda el alma,
Desnuda la tripa
Tuya y mía,
Desnuda la mano con que revuelvo.
Viajando al pasado
A pasos gigantes
En una de esas sacudidas,
Un fantasma exangüe,
Muerto de hambre,
Esperando en la calle,
Me da la bienvenida.
Unos labios que no existen
Me depositan
En la garganta una gota de amarga saliva,
Qué triste, qué inútil, qué anacrónico,
Este fantasma del alma mía.
Ay, qué triste, qué inútil, qué anacrónico,
Este amor del alma mía.
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