Yo tengo alas
muy frágiles,
que de sobrellevar tormentas
ya no saben nada,
alas que son puro hueso,
hueco,
pocas plumas,
más bien membranas desnudas
llenas de taras.
Yo vuelo siempre
sobre ruinas,
escombros,
escollos,
un cielo de nubes;
a veces llueve y,
mojada y pesada,
no puedo volar.
Me mandas un huracán y lo miro,
con la realidad apegándose
a mis huesos,
con la fe despegándose
de la carne,
con mi ojo viendo más allá del futuro.
Ya no puedo soportar
más tifones,
necesito,
de verdad lo necesito,
descansar.
martes, 25 de diciembre de 2018
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