lunes, 19 de junio de 2017

El abismo insalvable que se cernió sobre nuestra carne aún latiendo junta. Estabas, de nuevo, tan dentro de mí que las entrañas suspiraban de placer pero el cerebro agonizaba de lejanía. Juntos hubimos sido mitad y mitad de un corazón y mitad y mitad de un alma, mas tú me robaste y me partiste, y viéndome descorazonada te vi desalmado. Durante la noche, vacíos, anhelantes de más, ebrios de recuerdos, quisimos tenernos de nuevo y solo tomamos la cáscara que queda. Teníamos tanta sed que yo me bebí tu saliva y tú, zahorí, buscaste agua en mis pozos más profundos, y tanta hambre de sentir que nos comimos y no nos supimos a nada. Llenamos los vasos con besos vacíos.
Entregándome a ti desprovista de más emociones que el fuego que me recorría las venas, como si no me hubieras tenido gritando rota de dolor en brazos, como si no hubiera besado tus lágrimas y te hubiera abrazado con ganas de no soltarte, como si nunca hubiera existido el día en que te reías tan nervioso y decías "¿tanto se nota que estoy loco por ella?".
Pero no, tú ya venías loco y lleno de esquirlas, tan áspero que me desgastaba al regalarte mis caricias, tan astillado que todo el amor que vertí lo dejaste escapar entre tus grietas. Y yo, poco a poco, me fui desmigajando y dándome entera a ti, al vacío, a la combustión, al olvido.

Y lo quise así, duro, que me rompieras, como si no me hubieras roto ya tantos trozos, rápido, que no quede tiempo para pensar, callado, que no me hable la voz que un día amé y amé y amé. Y cuando terminamos, la pasión consumida, me puse la ropa y capas y capas de frío y me fui corriendo, sin querer siquiera que me tocaras.
Porque tú, así, sin florituras, solo vales para follarme y para joderme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Desconfianza

 Igual que cuando fuera llueve Y decide una, por no enfermar, Por prevención, porque se conoce el cuerpo, Ponerse un abrigo, la bufanda, los...