Tú piensas como yo.
Tampoco andas distinto
ni te ríes diferente.
Utilizas las mismas palabras
y muerdes los mismos panes
e hilachas los mismos versos.
Tú eres tú en mí,
y yo soy yo en ti,
siendo yo en mí
y viceversa.
Sin embargo,
no andas por los mismos caminos,
y aunque nos cubra el mismo cielo
tus nubes son distintas a las mías.
En algún lugar, quizá en Roma,
ya que todos los caminos llevan allí,
nos encontramos en una bifurcación
y aunque no te conozca, te conoceré
y sabré cómo vas a sonreírme
y te sonreiré de la misma forma.
viernes, 10 de febrero de 2017
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