Tiene unas pestañas tan largas que cuando me mira barre en mí cualquier sensación excepto el aleteo doloroso de su proximidad.
Debería apartarme de su imagen,cerrar con fuerza mis ojos como si mis párpados fuesen búnqueres y exorcizarme los recuerdos de aquellos días donde yo apresaba entre mis largas uñas su latiente corazón.Cuando me mira,desde su perfecto 1.80 de estatura,paseando sobre mí sus ojos quizá verdes,quizá castaños,quizá una combinación armoniosa,no hago más que sonreír nerviosamente,soltar alguna estúpida broma que impida que lea en mis facciones la dichosa pregunta del "¿se acordará...?".
Pero lo cierto es que me ronda,durante todas las horas siguientes a encontrármelo me ronda,y camina por mi mente el día en que él mismo me arrastró de la mano hacia un bar llamado Nostalgia,contándome que gustaba de beber una copa que se llamaba Nosotros,y recordándome así,indirectamente,que el alcohol que la hacía posible dejó de comercializarse hace mucho tiempo.Un año,todo un año.
Así que su piel toca mi piel en un fugaz roce inocente-muy distinto a los de antes-que es protocolo,cortesía,se podría decir,y entonces,como si fuese un bálsamo para la memoria,su voz me recuerda largas conversaciones cuando estábamos lejos los domingos,me recuerda momentos donde el más mínimo insecto hubiera interrumpido el puente de pasión que nos construíamos,me recuerda que yo sigo frecuentando el bar Nostalgia.
Sus palabras me hidratan,me calman la sed,la necesidad apremiante de beberle un poco.Sus sonrisas me hacen morir brevemente mientras construyo un podio en mi cabeza donde me corono como vencedora por haber tentado a sus músculos faciales a reconocerme un instante.Sus dientes son mi perdición,y su garganta una cueva tranquilizadora donde depositaría todos los besos que murieron caducados para que tuviesen una digna lápida allí donde les corresponde.
Un árbol alto,fuerte,robusto,erigido tanto delante de mi frente como en privilegiado lugar de mi memoria.Un árbol con un tronco débil y pusilánime del cual fui la savia,unos ojos hondos y bellos que supieron llorarme sin vergüenza.
Él,mi gran muso,mi gran razón de vivir.
Él,mi dulce camarero de mi bar preferido,el Nostalgia.
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