En mentiras nos basamos las verdades,
tuya y mía caras fueron las de actores
que improvisaron entre pasos los guiones
en teatros con corazón protagonista.
Yo fui la antagonista de mí misma,
queriendo aquello de lo que hacía por alejarme
entregando partes que debían ser sólo mías
a la tentativa de tus manos frágiles.
Y entre las mías acogí tus pecados
devorando con avidez cada rincón,
y a cada aliento que exhalaba tu pulmón
más tuya fui.
Nos completamos entre piezas sin sentido
por días que,si cuentas,se acaban muy pronto,
negro sobre blanco nuestro fondo
y al final del todo bien nos admitimos.
¡Cuántas partes oscuras tuyas conocí!
¡Cuántas partes mías malas te desenterré!
Y admiramos los cadáveres del sentir
que nos dejó el asesino del querer.
En la hora de poner cartas sobre la mesa
perjurásteme no haberme nunca querido
y que dudar tuve sobre tu naturaleza,
actor espontáneo de mi guión escrito.
Si en balas hubísteme contenido
de sentimiento hasta prohibido toneladas,
perdóname si todavía te digo
que eres un pésimo actor y no convences de nada.
miércoles, 2 de febrero de 2011
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